La erosión del suelo se está acelerando en
todos los continentes y está degradando unos 2.000 millones de
hectáreas de tierra de cultivo y de pastoreo, lo que representa una
seria amenaza para el abastecimiento global de víveres. Cada año la
erosión de los suelos y otras formas de degradación de las tierras
provocan una pérdida de entre 5 y 7 millones de hectáreas de
tierras cultivables. En el Tercer Mundo, la creciente necesidad de
alimentos y leña han tenido como resultado la deforestación y
cultivo de laderas con mucha pendiente, lo que ha producido una
severa erosión de las mismas. Para complicar aún más el problema,
hay que tener en cuenta la pérdida de tierras de cultivo de primera
calidad debido a la industria, los pantanos, la expansión de las
ciudades y las carreteras. La erosión del suelo y la pérdida de las
tierras de cultivo y los bosques reduce además la capacidad de
conservación de la humedad de los suelos y añade sedimentos a las
corrientes de agua, los lagos y los embalses. Véase también
Degradación del suelo.
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