La especie Homo
sapiens, es decir, el ser humano, apareció tardíamente en la
historia de la Tierra, pero ha sido capaz de modificar el medio
ambiente con sus actividades. Aunque, al parecer, los humanos
hicieron su aparición en África, no tardaron en dispersarse por
todo el mundo. Gracias a sus peculiares capacidades mentales y
físicas, lograron escapar a las constricciones medioambientales que
limitaban a otras especies y alterar el medio ambiente para adaptarlo
a sus necesidades.
Aunque los primeros humanos sin duda vivieron
más o menos en armonía con el medio ambiente, como los demás
animales, su alejamiento de la vida salvaje comenzó en la
prehistoria, con la primera revolución agrícola. La capacidad de
controlar y usar el fuego les permitió modificar o eliminar la
vegetación natural, y la domesticación y pastoreo de animales
herbívoros llevó al sobrepastoreo y a la erosión del suelo. El
cultivo de plantas originó también la destrucción de la vegetación
natural para hacer hueco a las cosechas y la demanda de leña condujo
a la denudación de montañas y al agotamiento de bosques enteros.