Aunque las pruebas nucleares
atmosféricas han sido prohibidas por la mayoría de los países, lo
que ha supuesto la eliminación de una importante fuente de lluvia
radiactiva, la radiación nuclear sigue siendo un problema
medioambiental. Las centrales siempre liberan pequeñas cantidades de
residuos nucleares en el agua y la atmósfera, pero el principal
peligro es la posibilidad de que se produzcan accidentes nucleares, que liberan enormes cantidades de radiación al medio
ambiente, como ocurrió en Chernóbil, Ucrania, en 1986. Un problema
más grave al que se enfrenta la industria
nuclear es el almacenamiento
de los residuos nucleares, que conservan su caracter
tóxico de 700 a 1 millón de años. La seguridad
de un almacenamiento durante periodos geológicos de tiempo es, al
menos, problemática; entre tanto, los residuos radiactivos se
acumulan, amenazando la integridad del medio ambiente.